La vivienda en Japón según el NYT y un pequeño análisis posterior

The New York Times ha publicado una noticia llamada “Take It From Japan: Bubbles Hurt” que relata, y analiza mal, la crisis del mercado inmobiliario en Japón:

“So Mr. Nakashima, a Tokyo city government employee who was then 36, took out a loan for almost the entire $400,000 price of a cramped four-bedroom apartment. With property values rising at double-digit rates, he would easily earn back the loan and then some when he decided to sell.”

“Or so he thought. Not long after he bought the apartment, Japan’s property market collapsed. Today, the apartment is worth half what he paid. He said he would like to move closer to the city but cannot: the sale price would not cover the $300,000 he still owes the bank.”

Intentando hacer un análisis de símiles (Japón vs. Estados Unidos), la culpa, como no, recae sobre los especuladores y grandes empresas:

“One is the fact that property prices rose much faster and more steeply in Japan, partly because speculators used paper profits from a booming stock market to invest in property, insupportably leveraging the prices of both higher and higher.”

“Another difference is that the biggest speculators in Japan’s frenzy were deep-pocketed corporations, and they pumped up the commercial property market at the same time that home prices were inflating.”

Australia, Estados Unidos, España, Reino Unido y Japón. En todos estos países el precio de la vivienda ha tenido unos aumentos nominales espectaculares, sin embargo, para los actuales analistas no guardan relación alguna. Olvidan la teoría para perderse en el “ruido” (fenómenos de tercer, cuarto, quinto… grado) para diseñar respuestas y soluciones puramente contingentes y a posteriori más dañinas.

Una política monetaria expansiva y una economía dirigida son las únicas respuestas a tal fenómeno. En Barcelona no se pueden construir edificios de más de cuatro o cinco pisos, leyes de suelo que recuerdan la época medieval (aunque ahora el propietario no es el señor feudal sino estado), deducciones por compra de vivienda, creación de pisos protegidos y un largo etcétera. Un solo factor de estos no tiene por qué hacer grandes distorsiones, pero cuando se dirige voluntaria, involuntariamente o por error y sin darse cuenta la economía la gente (el mercado), éste adapta sus recursos a la mejor opción de inversión, ya sean empresas, particulares o malvados especuladores. ¡Y más aún cuando las soluciones del estado son castigar el ahorro!

Desde el año 2000 el Banco Central de España (BdE) creó un alto aumento de la masa monetaria (M3). Así, el propio Banco Central Europeo (BCE) dice en su informe anual 2001 bajo el título “Fuerte aumento del crecimiento de M3 relacionado con factores específicos”: “la tasa de crecimiento interanual del agregado monetario amplio M3 fue, en el 2001, del 5,5% por término medio, en comparación con un crecimiento medio del 4,9% en el 2000. Sin embargo, después de una ralentización sustancial entre la primavera del 2000 y principios del 2001, el crecimiento de M3 aumentó significativamente a lo largo del 2001, desde un mínimo del 3,8% en marzo hasta el 8% en diciembre”.

A esto no ayudó nada la entrada del euro donde, de golpe y encima por sorpresa del BdE, se sobreimprimieron y distribuyeron una cantidad muy por encima de la masa total que había en antiguas pesetas: “El pronunciado aumento de los billetes en circulación observado [!] a lo largo del 2002, tras el período inicial de transición al euro, prosiguió en el 2003, año en el que el importe de los billetes en circulación se elevó un 21,7%, pasando de 358,5 mm de euros a 436,2 mm de euros.” (Informe anual de BCE de 2003).

En sólo 2 años hubo un aumento cercano a una tercera parte de la masa monetaria (y cójase esto último con pinzas). Este resultado no es cierto del todo, pero sí que es un mínimo relativamente aceptable ya que hay otros factores que intervienen y contribuyeron al alza (acciones, posteriores titulaciones bancarias, fuertes revalorizaciones del mercado de valores debido a esta inflación crediticia…). ¿La entrada del euro significó un aumento del coste de la vida pues? ¡Por supuesto que sí! Por el contrario, los salarios nominales se han ido revalorizando con el cómputo de la inflación clásica (neoclásica), lo que a todas luces es una total pérdida de poder adquisitivo real. Los aumentos salariales se han realizado, en general, debido a las presiones sindicales que abogan por aumentos cercanos a esta falsa inflación, que en realidad no es inflación, sino el resultado de una fórmula de agregados de una cesta determinada que ignora la auténtica inflación: la inflación crediticia. La obligación de la empresa, de cara a los sindicatos de tomar todos los aumentos salariales como estándares, desincentivan la autoresponsabilidad de la empresa hacia el individuo por razones técnicas (“la inflación era del 2%” por ejemplo). El cálculo económico se vuelve un auténtico caos.

La pregunta es, ¿por qué los precios han aumentado tanto en determinados bienes (casas, bolsa…) y no en el resto? En el resto han aumentado sin duda, pero la razón que la inversión se haya destinado a la “especulación” financiera o inmobiliaria se debe a que, además de haber aumentado la M3, el BCE ha mantenido bajísimos los tipos de interés que se han canalizado hacia la “inversión fácil” con deducciones fiscales debido a la propia estructura económica que ha generado el estado de expectativas corto-placistas donde la inversión en proyectos de largo plazo no tenían el mismo rendimiento, o la misma TIR si se quiere mirar así, que las que han acaecido en la realidad. Precisamente el estado y el intervencionismo incentiva lo que en un laissez-faire tiene a desaparecer: el mercado masivo del corto plazo ya que las preferencias temporales (expectativas temporales) en un estado del bienestar estas siempre son altísimas promoviendo el beneficio rápido, el fraude, especulación continua… y en consecuencia el caos monetario y posteriormente, por extensión, el económico.

Todo este conjunto es el resultado de lo que tenemos ahora (sin nombrar los continuos impuestos a los bienes patrimoniales que no ayudan en nada precisamente).

La idea inicial era sólo comentar la noticia pero se ha ido un poco de las manos… Todos los gráficos están extraidos de los informes del BdE y BCE.

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