El aborto desde un punto de vista liberal

Si siempre ha sido delicado abordar el tema del aborto, hoy día lo es más que nunca. Uno de los cambios sustanciales que trajo la época moderna fue destronar de sus pedestales a las personas mayores, los ancianos, para ser sustituidos por los niños. Todo lo referente a los niños es polémico y todo el mundo quiere legislarlo. Es polémico que sean responsables de sus actos cuando infringen gravemente la ley, mediante agresiones o incluso desgraciados casos que vemos donde niños matan e incluso violan a otros. Causa polémica que un padre recurra a la fuerza para corregir los malos actos que comete su hijo. La Ley nos dice: “no has de pegarle”. El Gobierno y grupos de presión quieren sustituir la violencia puntual (bofetón) por la tortura (dejarlo sin televisión una semana o encerrarlos horas en su cuarto). También es polémico que mantengan relaciones sexuales. Algunos grupos lo fomentan y otros lo quieren reprimir. Y si todo lo referente a los niños es polémico, no lo es menos su momento anterior, esto es, cuando están dentro de la madre y son no nacidos.

La nueva ley del aborto ha traído mucha polémica y todos los grupos de presión discuten de forma visceral y muy poco apropiada con encuestas interesadas, fotos mórbidas para excitar el factor sensible del ciudadano, absurdas acusaciones, derechos inventados y debates que no nos aportan nada.

Hasta tal punto es sensible el tema del aborto que incluso el Libertarian Party americano no opina sobre este tema. Es lamentable, pero cierto. Su programa nos dice que:

“Reconociendo que el aborto es una cuestión delicada y que las personas pueden tener puntos de vista de buena fe en todos los lados, creemos que el Gobierno debe mantenerse fuera de esta cuestión dejando a cada persona que opere según su propia conciencia”.

Dentro del partido, incluso, hay dos grupos. Los llamados Libertarians for Life y los Pro-Choice Libertarians. Pero desde un punto de liberal, la teoría es tajante: el Gobierno no tiene ningún derecho a entrometerse en asuntos individuales. Y el aborto, es un derecho individual. Analicemos todo esto.

La eficacia de la prohibición. Más economía clandestina y más Estado

Como todos sabemos una persona no se forma de la nada. Es un largo y complejo proceso que empieza con la unión de dos células de personas diferentes. No es un proceso mágico ni especial, ocurre continuamente e incluso se puede provocar artificialmente en un frío hospital a cambio de dinero.

El feto siempre es propiedad privada de alguien. De otra forma no podría subsistir. Los defensores del aborto suelen afirmar que es la madre. Ella lo lleva dentro y lo alimenta por medio del mecanismo que la ha dotado la naturaleza (o Dios, o quien quiera). A los conservadores no les gusta esta visión. Algunos afirman que la decisión de interrumpir un embarazo es cuestión de la pareja que lo ha engendrado. En esto no entraremos porque es un tema personal de las circunstancias de cada pareja y persona. También afirman los conservadores que un feto no es de la madre que lo lleva, sino del Gobierno. Creen que las autoridades están legitimadas a usar la violencia de la ley contra una persona por querer interrumpir un embarazo.

Ilusamente, también creen que las prohibiciones son eficaces independientemente de la realidad que rige toda sociedad. La media de abortos voluntarios en los últimos 5 años ronda los 115.000. Una demanda tan exagerada no se puede reducir con una ley. Aunque se condene a muerte a las mujeres, éstas seguirán abortando. Lo que aquí hace la ley es expulsar del mercado una necesidad real para convertirla en clandestina. Esto significa volver a los abortos en pisos en malas condiciones, o, como decía un amigo mío, a pagar 99 euros para tomar un viaje a Londres y abortar ahí. ¿Con la prohibición hemos conseguido el fin deseado? No. Como todo lo que hace el Gobierno, solo lo empeora. Cuando la sociedad demanda un producto o servicio en masa, da igual las leyes que haya contra la necesidad del mercado. La oferta y la demanda solo harán que desplazarse a la clandestinidad aumentando riesgos, precios, castigando la salubridad… y generando un costoso y absurdo estado policial que vamos a tener que pagar todos para el regocijo moral de unos pocos empeñados en usar la fuerza contra el resto de la sociedad.

Miren el tema de la Guerra Contra Las Drogas. Prohibirlas solo ha servido para que nos sea más difícil poder comprar una caja de antibióticos en la farmacia que un gramo de cocaína en cualquier discoteca. La prohibición, de todas las soluciones, es la peor para conseguir que la gente no aborte… o para que no consuma drogas. ¿Entonces por qué se empeñan los conservadores en prohibir el aborto? Porque les da igual los problemas adiciones creados, por su mentalidad estatólatra y porque no es más que un pequeño coste para limpiar su conciencia.

El feto como propiedad privada

Aunque muchos se aferren a la idea que el feto es propiedad del Gobierno, de los jueces, o “la sociedad”, la realidad es que el feto es propiedad privada de la madre. Es propietaria cautiva de lo que lleva dentro de igual forma que nosotros somos propietarios (cautivos) de nuestro páncreas, hígado corazón o pulmones. Son nuestros, punto. Nadie tiene derecho a opinar sobre ellos o a obligarnos a cuidarlos o no venderlos si nos place por más lo que diga la ley o grupos de presión.

Los nueve meses que tarda una mujer en crear un niño tiene un coste. El feto necesita una gran cantidad de recursos de la madre para formarse. No solo eso, le comporta cambios en su organismo, le transforma el cuerpo, el carácter y ha de cambiar su estilo de vida habitual para que todo salga bien. En la mayoría de casos este coste es asumido por la madre. El 99% de las mujeres no aborta según el Ministerio de Sanidad.

Estamos montando una exagerada maquinaria gubernamental y burocrática para legislar solo al 1% de las mujeres. Y con un coste social elevado ya que provoca un profundo mal estar social y enfrentamientos. En realidad, los partidos usan este tema con el único fin de comprar votos.

Analicemos el 1% de las mujeres de las mujeres que están en cinta, esto es, de las que demandan de forma efectiva el servicio del aborto. En este punto, la madre considera el feto un parásito. Algo que le roba su producción, le transforma y condiciona su vida presente y futura. El feto, y su potencialidad, se vuelven una agresión. Y todo el mundo tiene derecho a defenderse de una agresión. Aquí entra en juego el Principio de No Agresión: nadie ni nada tiene derecho a iniciar un acto de agresión contra otro. Tenemos el derecho a defendernos de la agresión de una persona, un grupo de personas, animales y hasta bacterias o virus. Nadie será enjuiciado por tomarse antibióticos. Bueno, siempre y cuando lo haya hecho con la autorización legal que nos exigen las farmacias al menos.

El feto es, necesariamente, propiedad privada de la madre. Lo quiera ella o no.

El feto como vida

Sin embargo, algunos grupos insisten que el feto es vida, y una vida muy especial, la de un ser humano. Aquí todo se vuelve surrealista y delegamos nuestra opinión a técnicos, a médicos, a burócratas. Nos dicen el momento preciso cuando un feto tiene corazón o las horas transcurridas para considerarlo, legalmente, vida. Ya no es una cuestión filosófica ni ética, sino asunto de tecnócratas y legisladores. En realidad, desde un punto liberal, no es muy relevante que un feto tenga o no vida, o la hora precisa que la adquiere por el dictamen de un médico. Un feto, como una persona o un virus, puede ser una agresión; y como toda agresión puede ser repelida por la víctima por más que ella haya provocado esa situación.

En este punto, la visión de algunos conservadores es especialmente poco seria. Es en el asunto de las malformaciones o violaciones. Algunos nos dicen que si un embarazo es producto de una agresión sexual, viene con malformaciones o pone en riesgo a la madre entonces la ley ha de permitir abortar. ¿No era la vida lo más sagrado? ¿Qué importa de dónde proceda si es vida en sí misma?

El método y la ‘doctrina de la vida’

Tomar La Vida como única teoría de la justicia, tiene enormes problemas. Por eso el liberalismo la complementa con dos más: la propiedad y la libertad. Si la vida es lo más importante y sagrado de nosotros y no hay más valores que lo complementen, veremos como al estresar esta forma de pensar, se rompe en mil pedazos.

Imaginemos que montamos una sociedad basada solo en el derecho a la vida. ¿Qué ocurre cuando la trasladamos al tema de las agresiones? Supongamos el siguiente caso. Una chica es agredida por un tipo que le dobla peso. Imaginemos que la chica guarda un arma en su bolso para repeler este tipo de acciones violentas o consigue arrebatar al agresor el cuchillo con la que la amenaza para someterla. En un caso tan desesperado la víctima tendrá que recurrir a soluciones drásticas como intentar dar muerte a su agresor. Con la teoría conservadora, o católica, de “la vida es lo más importante” no podría defenderse por ley de forma efectiva. Incluso se daría, si lo llevamos al límite, una contradicción: la víctima tendría que decidir entre su vida y la de su atacante, y como ella no puede arrebatar la vida a otro, el agresor se la quitaría a ella. Esto significa necesariamente que estamos estableciendo una jerarquía de entre la vida de una persona y la otra. Estaríamos afirmando que la vida del agresor es más importante que la de la víctima en tanto la última, no puede actuar de forma radical para salvarse.

La vida como único pilar de la justicia aboliría la autodefensa de casos extremos. Nadie podría llevar armas, ni la policía. No tendría sentido un cuerpo de defensa nacional y todo nos convertiría en una nación de ovejas a merced de los lobos. Seríamos el patio de recreo de todos los criminales.

La teoría de “la vida es lo más importante”, es muy bonita que funciona con el aborto, pero hace agua cuando la extrapolamos al resto de cuestiones que afectan al individuo y la comunidad.

Otra cuestión sobre el método es la rigidez de éste. Muchos liberales se adhieren al método deductivo basándolo todo en lo que llamamos la praxeología. Esto es, las ciencias sociales se explican solo mediante la acción del hombre. Del hombre que interactúa. ¿Qué sentido tiene cuando un científico se acoge a este método y en el tema del aborto, lo olvida todo, y empieza a explicarlo por supuestos biológicos e informes médicos? Eso es poca honestidad intelectual. Desde un punto de vista praxeológico, el feto es propiedad de la madre.

El acto sexual no es un contrato

En el más delirante de los argumentos para defender el prohibicionismo, algunos afirman que el acto sexual es un contrato. Bueno, ningún contrato que se precie se acaba firmando en la cama. Según la Real Academia (RAE), “contrato” es un: “pacto o convenio, oral o escrito, entre partes que se obligan sobre materia o cosa determinada, y a cuyo cumplimiento pueden ser compelidas”.

Un contrato establece unos derechos y obligaciones muy claros para una finalidad muy clara donde hay una serie de requisitos donde ambas partes han de estar, a priori, de acuerdo. Y si por factores que nadie predijo a priori en las cláusulas, ocurre algo inesperado, eso queda fuera del contrato. Un contrato no es un pacto cerrado. Puede cambiarse en cualquier momento si las dos partes así lo consideran.

Si Eva y Pedro se van a la cama para pasar el rato, lo hacen para eso y nada más. Si de este momento se genera un embarazo, es algo que nada tiene que ver con el objetivo del acto sexual. Desde un punto de vista prageológico, el acto sexual no tiene nada que ver con la generación de un embarazo. Tiene sentido desde un punto de vista bilógico, pero no ético. Y mucho menos tiene que ver con un contrato donde se ha de establecer claros derechos y obligaciones (o derechos positivos) de antemano y han de ser firmados de alguna forma como forma de consentimiento mutuo.

¿Pero por qué abortan las mujeres?

Empecemos con China. Es el país donde más abortos se realizan. Abortan alrededor de trece millones de mujeres al año. Tal vez pensemos que este número tan elevado se debe a las restricciones que hay sobre tener más de un hijo. No es que esté prohibido en sí, simplemente si alguien tiene más de un hijo se le multa. La gente rica en China tiene más de un hijo, los pobres, no. En China, si pagas al burócrata de turno, puedes hacer lo que quieras.

Aunque la ley influye en el número de abortos, no es el principal condicionante. Casi la mitad de las demandantes de aborto son estudiantes menores de 25 años. Es un porcentaje que se ha disparado con los años. Son mujeres que no tienen hijos, así que la ley no les afecta. La principal razón por la que ha aumentado el número de abortos se debe a la relajación de sus valores tradicionales de castidad. Hace veinte años, en China, las relaciones prematrimoniales eran impensables, sin embargo ahora, muchos jóvenes ya no piensan igual. Son gente que viven mejor que hace veinte años y trivializan más la función del sexo.

Este ejemplo, que nos parece lejano, está muy relacionado con España. Una de las razones que provocado el espectacular aumento de la demanda de aborto se debe al cambio de los valores. Si nos miramos la evolución de la demanda de abortos (legales) desde 1992 vemos que el segmento de edad que más ha aumentado es el de las menores de edad, muy por encima de la media. Y por encima de la media también están las veinteañeras. Para edades superiores, los datos quedan por debajo de la media nacional.

El perfil de la demandante de aborto española es una chica joven que en un alto porcentaje jamás ha abortado. Si nos miramos los datos del Ministerio de Sanidad y el INE, vemos que la mayoría de abortos, aunque por poco, es de mujeres nacionales. Casi el 40% de las mujeres que aborta son extranjeras. Por la evolución de los números vemos que el grupo que más ha demandado aborto son chicas que recientemente se han quedado en el paro. En este segmento, y desde el año 2007 (cuando empezó la crisis), el número de demandantes ha doblado. Curiosamente, entre las asalariadas, la demanda ha bajado un 14%. Aún así, el grupo de las asalariadas es el que más demanda el servicio de aborto.

Desafortunadamente no tenemos datos que relacionen las rentas con los abortos, pero si nos fijamos en las edades donde más se solicita el servicio del aborto y la evolución del estado laboral sacamos la conclusión que la demandante de aborto es una chica de pocos ingresos o que las cosas le han ido a peor. Esto no es buena noticia para nadie ya que si extrapolamos estos datos con la futura situación del país, muy probablemente, el número de abortos seguirá aumentando.

¿Y qué efecto tendrá la ley? Maquillará las estadísticas, pero no tendrá ningún efecto real en la disminución de abortos. Es un caso muy similar al de la Guerra Contra las Drogas. En España no hay oficialmente ni un solo drogadicto. Ninguna farmacia ni centro comercial vende cocaína, pero todos sabemos que no es así. Insistimos en esto, la demanda masiva de un servicio y/o producto no se puede neutralizar por ley. Es imposible. Si realmente queremos bajar el número de abortos solo lo podremos conseguir por medio de métodos voluntarios y eso significa que el Estado se mantenga fuera de los asuntos personales de la gente.

La ley no es palabra de Dios ni mágica, es cerrar los ojos a la realidad para inventarse unas estadísticas de un mundo ideal pero con un subyacente real lleno de horrores.

Falacia del Nirvana  y Conclusión

La falacia del Nirvana es un tipo de argumento (falso, por eso se le llama “falacia”) que descubrió el economista Harold Demsetz para referirse al error lógico en el que se comparan situaciones reales con alternativas utópicas, irrealizables e idealizadas. Es el caso perfecto de las leyes anti abortistas.

Los conservadores caen en una ilusión irrealizable al pensar que por ley disminuirán los abortos. La demanda es demasiado alta. Y cuando la demanda es alta se crea oferta de forma automática. El uso de la fuerza contra estilos de vida está condenada al fracaso y a la confrontación a la vez que provoca más estado policial entre la comunidad o sociedad. Las medidas del Gobierno no funcionan y eso genera más estado policial.

Guste o no a los conservadores, los tiempos cambian. Los valores han mutado. Se ha trivializado el sexo y también sería absurdo hacer leyes contra el sexo porque no obedece a los valores tradicionales católicos. Los antiguos romanos tenían sexo continuamente. No había valores que lo reprimiesen como actualmente. Y el imperio romano no cayó por su promiscuidad.

Los valores de las mujeres también han cambiado. Muchas no quieren estar bajo el yugo de la responsabilidad que tiene un niño. Algunas porque se han vuelto hedonistas y otras porque eso haría cambiarles su estilo de vida o su proyección laboral. Hace cincuenta años pocas mujeres se tenían que preocupar por sus proyecciones laborales porque la mujer no trabajaba, pero ahora sí que lo ha de hacer.

Todo este cambio social no se puede cambiar por ley. Si lo queremos cambiar nos tendremos que enfocar en otros factores que no tienen nada que ver con la prohibición. Vemos además que, teniendo en cuenta el estilo de vida actual y el futuro económico de las personas en nuestro país, van a inducir a un aumento de los abortos. Sean estos legales o no.

Tampoco tiene sentido prohibir el aborto desde un punto de vista ético. Para el 1% de las mujeres de este país es una agresión y ésta tiene derecho a defenderse de su “ocupante cautivo”.

El tema del aborto es tan polémico y visceral que este texto no va a solucionar nada. La gente seguirá mostrando imágenes de fetos, afirmando que es un asesinato… El aborto se seguirá enfocando desde un punto de vista moral y no ético, esto es, como un dogma de fe. Pero tengamos presente algo, al menos desde un punto de vista liberal: otras personas no son de nuestra propiedad. No podemos legislar el cuerpo y estilos de vida de otros o avanzaremos, aún más, hacia el Estado Omnipotente. Y evidentemente, un feto no es una persona, simplemente un feto es un feto y potencialmente una persona de igual forma que una semilla es una semilla y potencialmente un árbol. Comerse un piñón no es comerse un pino.

22 comentarios para “El aborto desde un punto de vista liberal”

  1. En efecto, el tema es extremadamente polémico.

    Me considero liberal, diría que incluso me seduce bastante el Anarcocapitalismo como sistema coherente con el principio de no agresión, pero en el tema del aborto no lo tengo tan claro como tú.

    De acuerdo en que la prohibición no sirve para nada.
    De acuerdo en que es un tema personal y que la coacción de terceros no es adecuada.
    De acuerdo en que las leyes antiabortistas solo cambian la naturaleza del aborto de manera que se vuelve clandestino pero no desaparece.
    Y de acuerdo en que cada uno es propietario de su cuerpo y nadie tiene derecho (o nadie debería tener derecho) a legislar sobre eso.

    Pero no veo tan clara la distinción entre feto y persona.
    Dices que determinados grupos defienden posturas poco serias cuando discuten sobre el aborto, pero a mi me llama la atención lo tajante que te muestras a la hora de resolver un tema tan complicado.

    Que algo no se deba prohibir no quiere decir que sea éticamente correcto.
    Creo que el principio de no agresión debería aplicarse también con el no nacido.
    No ha pedido estar ahí, y sin embargo se termina con su vida.

    Creo que hoy en día existen infinidad de alternativas que permiten a la mujer disfrutar del sexo sin quedarse embarazada. No me parece justo acusar (aunque sea de forma velada o implícita) a los que el aborto no nos parece ético de tener una mentalidad retrógrada o represora de la libertad sexual de las mujeres.

    Me parece que utilizar el aborto como método anticonceptivo está mal.
    Creo que en general el aborto es algo no deseable y por tanto que no es correcto, pero también creo que nada es blanco o negro y que las circunstancias pueden ser atenuantes.
    Por lo tanto no te compro el argumento de que las posiciones pro vida quedan invalidadas cuando se defiende que se pueda abortar cuando haya violaciones o en casos de malformación del feto.

    Como dice Stefan Molineux en su libro «Universally Preferable Behavior», robar está mal, pero no es lo mismo robar una manzana para no morirse de hambre que robar un ferrari para presumir. El robo para comer sigue siendo éticamente incorrecto, pero todo el mundo lo haría si se viera en la situación.

    Ah, y por favor, si contestas a esto no busques motivaciones religiosas inexistentes, que eso también es un recurrente chascarrillo utilizado por los que defendéis posiciones pro elección.

    Un saludo y feliz Navidad.

    • Hola Pedro!

      Sobre las alternativas. Claro que las hay y sería genial que las usaran, pero no puedes obligar a usar unos medios concretos a alguien. Cada uno escoge los suyos. El aborto no parece ser un sistema anticonceptivo mirando las estadísticas ya que la mayoría solo lo hace una sola vez en su vida.

      Respecto a la afirmación de Stefan Molineux estoy totalmente en contra. Robar está mal. Punto. No importan las causas, siempre hay alternativas. Robar solo es un método a corto plazo que no soluciona nada.

      • Precisamente Molineux defiende eso, que robar está mal y da lo mismo la situación, pero eso no quiere decir que la gente no lo haga.

        Creo que se puede ver una analogía con lo que yo pienso del aborto. Abortar está mal, pero no por eso creo que se deba meter en la cárcel a las madres que abortan.
        Pero en la misma línea tampoco creo que se pueda decir que está bien y que no pasa nada.

        Insisto, estoy de acuerdo en casi todo, pero tengo grandes dificultades para aceptar la idea de que un feto es exclusivamente propiedad de la madre como lo es su hígado o su corazón.

      • Jorge, soy seguidor de tus ideas y me gusta mucho tus publicaciones, con respecto a lo que acabas de publicar, me gustaría saber ¿que pasaría si una persona decide abortar un feto de 3 meses y a uno que esta punto de nacer (9 meses), es aceptable?, porque sabes muy bien que las libertades tienen limites. Y no es cierto que esa libertad se extienda a 9 meses cuando ya esta a punto de nacer la criatura, es inconcebible, es un ser vivo, no humano, pero viviente (nasciturus)

  2. Excelente. Siempre he argumentado que el feto no deseado, el feto rechazado, es un elemento de agresión contra el que el individuo, la gestante, se defiende.

  3. Si la pareja masculina no tiene derecho ninguno sobre el feto.»Mi coño ,mis normas» dicen las femen,entonces tampoco deberia tener ninguna obligacion.
    Esto es , si al hombre no puede decidir sobre el aborto(derecho) , entonces que no tenga que correr con los gastos del retoño hasta los 18,(obligacion).
    Estimado Jorge,si dices que el aborto es un «derecho individual» ya estas tomando partido.Nadie dice que matar a un anciano con 80 años y demente,sea un derecho individual de sus descendientes en primer grado.Todavia.

    • Como se administre cada familia en su casa no es cuestión de la ley.

      • ¿Cómo que no? Si eres hombre decide tomarte la ley por tu mano y no mantengas a un hijo no deseado, tal y como puede escoger hacer una mujer. Luego vienes aquí a escribir si es cuestión de administración familiar o de leyes.

  4. El feto no pertenece ni a la madre ni al estado. Se pertenence asi mismo. Toda tu argumentación por legitimar el deshacerse de un feto se puede usar para deshacerse de un neonato. He ahí tu defensa del infanticidio.

  5. Felicidades por el artículo, es muy claro en muchos puntos en los que otros autores no entran por considerarlos polémicos. Solamente una duda, en la que me gustaría que profundizaras. Comentas que la madre tiene derecho de propiedad sobre su cuerpo y que puede hacer con él lo que quiera. Yo creo que eso es indiscutible.

    En cuanto al feto, me imagino que consideras que no tiene derecho de propiedad sobre su cuerpo, lo puedo entender, todavía no es una persona, pero cuándo, según tu punto de vista, una «persona» adquiere, por así decirlo el derecho de propiedad sobre lo suyo, cuando nace, cuando se independiza…. Porque aquí podríamos entrar en un debate más amplio y considerar que por ejemplo un padre puede hacer con su hijo lo «que quiera», por lo menos hasta que éste sea independiente.

    Gracias y un saludo

  6. Para los antiabortistas sólo tienen derechos los embriones abortados voluntariamente. Los embriones de los abortos espontáneos, que son un montón, y los que se destruyen en los laboratorios de reproducción asistida no tiene derechos, son simple trozos de carne y pasan de ellos como de la mierda.

    • Si son abortos espontaneos poco le pueden importar a los antiabortistas ,en cuanto a que los embriones destruidos en la reproduccion asistida me parece que tambien son objeto de protesta por los antiabortistas que conozco.

    • Sobre lo de los laboratorios ellos sabrán (igual te equivocas al decir lo que ellos opinan).
      Por otro lado el argumento de los abortos expontáneos es absurdo: también hay accidentes y muertes espontáneas y eso no implica que tengas derecho a matar a nadie «porque va a morir igual».

  7. Me gustaría que se aclarara que derecho de propiedad tiene la madre diez minutos antes de dar a luz, o diez minutos después de haberlo hecho. Se da con mucha frecuencia severos casos de depresión post parto; se ve al hijo como una agresión (podemos asimilar agresión con un intenso malestar) y…ya no es un feto…¿puede también abortar ese ser sin personalidad todavía por los múltiples procedimientos utilizados en abortos?; es una pregunta; al fin y al cabo que sea una persona lo definen las leyes del Estado. Los espartanos tiraban a los niños no deseados en una sima y… estaba justificado.

  8. Ismael Guerrero diciembre 27, 2013 a 00:59

    Estoy bastante de acuerdo con la persona del primer comentario (Pedro Romero).
    En primer lugar, me parece incomprensible que en un tema tan delicado como es el del aborto, haya gente que pueda posicionarse de forma tan radical a favor o en contra. Y ese es el mayor problema que yo encuentro en este debate. El aborto, tanto si se prohíbe totalmente como si se permite al 100%, tiene, en mayor o menor medida, pero de igual manera, consecuencias negativas en ambos casos. Pienso que nunca encontraremos la solución en un extremo u otro, sino que se debería tratar de encontrar un término medio lo más justo dentro de lo posible y que el debate debería estar, en mi opinión, encaminado en esa dirección precisamente. Y hablo desde la absoluta ignorancia. Desconozco por completo cuántos meses hacen falta para que el feto sea considerado ser vivo, en qué momento del embarazo comienza a estar dotado de corazón y demás órganos vitales, etc…pero lo que sí sé es que antes de abortar, ese feto estaba preparado para vivir y ser una persona como cualquiera de nosotros. Sin embargo, ejerciendo el aborto nos permitimos el lujo de quitarle esa oportunidad de vivir después de habérsela dado.Yo creo que si nos paramos a reflexionar,y pensamos en esos momentos irrepetibles de nuestras vidas, en nuestras mejores experiencias, en nuestras mejores anécdotas… Si pensamos en esa época en la que nos enamoramos de una persona y pasamos los mejores momentos de nuestras vidas con ella… Si pensamos en todas estas cosas y recordamos que, con el aborto siendo legal, todo hubiera dependido de que a una persona le apeteciera parirnos o no, seguramente nos parecería una práctica horrible e impensable. Me quedo con una frase que he leído en uno de los comentarios: «El feto no pertenece ni a la madre ni al estado. Se pertenece a sí mismo» (Marcelo). Sin embargo, también pienso que cada caso es un mundo y que en muchos de ellos el aborto puede llegar a ser una solución lógica, o como mínimo una solución muy comprensible.En cualquier caso, y como he dicho al principio, considero que se debería tratar de encontrar la solución en el termino medio, permitiendo el aborto, sí, pero con límites y restricciones, y no como un método anticonceptivo más. Me despido con un consejo desde la más humilde ignorancia: Dejad los putos extremismos, si en algún momento de vuestra vida buscáis justicia .Feliz Navidad

  9. A mí lo que me produce canguelo es el tipo de puertas que esto puede abrir. Véase, por ejemplo, lo que algunos gustan de llamar «aborto post-parto», debate originado, tengo entendido, en la pérfida albión.

  10. Estimado Jorge: Comparas la prohibición del aborto con la de las drogas. Creo que son incomparables. La primera afecta al derecho de un humano a eliminar a otro, mientras que la segunda afecta al derecho de un humano sobre sí mismo.

  11. Al PPSOE le conviene ahora sacar a la palestra temas con gran carga ideológica, para movilizar a las masas de votantes, una vez más, con el número del poli bueno / poli malo y distraernos de otras cuestiones que nos unen a todos frente a la casta política. Creo que es un error caer en su trampa y seguirles el juego, pero también es importante entender bien los principios básicos.

    Dicho esto, me sumo a los lectores que, suponiendo que el feto fuese propiedad privada de la madre, ya han preguntado cuándo dejaría de serlo. La pregunta es importante porque esa línea de razonamiento nos lleva a conclusiones absurdas, demostrando que la proposición de partida («el feto es propiedad privada de la madre») es falsa. (¿Alguien ve a lo que me refiero y se anima a desarrollarlo por escrito?)

    Por otra parte, llevo un tiempo observando que el principio de no agresión, a menudo, no se entiende correctamente. Pero antes de poder seguir insistiendo en él ante aquellos a quienes les resulta incómodo (pseudoliberales y antiliberales), conviene que lo apliquemos y entendamos correctamente quienes comprendemos su importancia. Se trata de un principio ético y político, que atañe a seres con conciencia moral y capacidad para elegir si agredir o no a sus víctimas. Atañe, por tanto, al caco que acecha en un callejón oscuro a medianoche, así como al recaudador de impuestos que firma cartas de extorsión en un despacho oficial a mediodía. Ellos pueden elegir si atacan a sus víctimas o se abstienen de hacerlo. Un virus, no. Sin embargo, Jorge, tú dices lo siguiente:

    Aquí entra en juego el Principio de No Agresión: nadie ni nada tiene derecho a iniciar un acto de agresión contra otro. Tenemos el derecho a defendernos de la agresión de una persona, un grupo de personas, animales y hasta bacterias o virus.

    Una enfermedad vírica o bacteriana no es una agresión desde un punto de vista ético y político, aunque nosotros podamos sentirla como tal. No caigamos en la tentación de descender a formas luisherrerianas de no-pensamiento, por favor («libertad es sentirse libre»). Desde un punto de vista ético, las bacterias y los virus son «cosas» que actúan de forma predeterminada por su naturaleza. Carecen de la capacidad de elegir, por lo que sus «acciones» no tienen carácter ético. Una enfermedad bacteriana o vírica es un acto de la Naturaleza, no una agresión. Podemos quedarnos atrapados en el interior de una cueva mientras realizamos una excursión espeleológica si se produce un desprendimiento que obstruye la salida; pero esto solamente es asunto de la policía y el juez si el desprendimiento ha sido provocado por alguien para intentar matarnos. Si el desprendimiento ha sido natural, solo es asunto de los bomberos. Las consecuencias para nosotros son las mismas, tanto si es una agresión como si es un acto de la Naturaleza, pero el principio de no agresión solo se aplica si es un acto realizado por un agente moral.

    Independientemente de que consideremos al feto un ser humano o no, no se le puede acusar de agresión porque nadie le preguntó si quería existir o no. El inicio de su existencia no es un acto volitivo propio. En todo caso, lo será de sus progenitores. Es absurdo considerarlo un agresor.

  12. Fantastico articulo sobre la economia del aborto. Sin embargo, creo k hay k buscar mas en las motivaciones de los legisladores. Y si un problema real de la nación española sea la baja tasa de natalidad. No sería esa una excusa para tratar de influir en los abortos? Y ser tan obtuso como para creer que con esta legislación se puede influir en dicha tasa? El movil de los sospechosos siempre dice mas de ellos mismos que sus argumentos. Gran trabajo amigo!!! Saludos!!!

  13. «Y evidentemente, un feto no es una persona […]»

    En esta premisa está el núcleo que ha de definir la postura ante el aborto. Esta afirmación es cuanto menos arriesgada. Biológicamente, el feto, incluso el cigoto recién formado, es un ser humano. Sus genes así los indican. Eso no está definido por ninguna postura ideológica, es pura ciencia. En cuanto al concepto de persona, no sé como lo utilizas. Los católicos llevamos debatiendo este concepto filosófico desde hace siglos. Para ello debemos avanzar por los principios de la metafísica y definir primero el concepto de «ente». El ente se puede definir como aquello que es y está definido por dos conceptos fundamentales: el principio participante o esencia (que actúa como potencia) y el principio participado o acto de ser (que actúa como acto). Ese principio participante es lo que llamamos dignidad. En el caso de un ser humano, dignidad humana, en el caso de un animal, dignidad animal. Esos principios son intrínsecos al ser, definen lo que es, y el ser lo posee, está en acto, desde el mismo principio de su existencia. Por eso, un feto no está en potencia de convertirse en persona, es persona desde el principio de su existencia. Afirmar lo contrario sería como afirmar que algo puede convertirse en otro esencialmente distinto (es decir, una transmutación ontológica). Estudios biológicos afirman cada vez de forma más clara que el cigoto, el embrión humano no es tan solo un amasijo de células, donde cada una de las cuales es un ser (individuo) antológicamente distinto, sino que el embrión completo es un ser único, un individuo y por lo tanto participado de la esencia de persona, es decir es persona y posee la misma dignidad que cualquier otro persona ya nacida. Estas afirmaciones pueden ser deducidas filosóficamente a partir de la aportación científica de la biología. Ciencia y filosofía, nada más. Nadie ha hablado de posturas religiosas ni ideológicas.

    Y si el cigoto desde su concepción es un ser humano, igual en esencia (dignidad) a ti o a mí, entonces está dotado de los mismos derechos que poseemos tú o yo. Desde un punto de vista liberal, no puede ser agredido (ni siquiera por la madre provocando su desaparición) ni mucho menos poseído [1] pues sería una posesión no consentida, en contra de su voluntad, un robo. Es decir que en el acto del aborto se viola tanto el principio de no agresión como el principio de propiedad privada.

    [1] Como católico no considero que una persona pueda ser poseída por otro, incluso si la primera ha dado su consentimiento. Hago esta cesión para adaptarme a tu posicionamiento y demostrar que el aborto es contrario a tu planteamiento liberal.