Los derechos humanos son otro programa del Gobierno

El día 10 diciembre los Derechos Humanos de la ONU cumplirán 63 años. ¿Tiene sentido que una supra organización de funcionarios dicte qué son nuestros derechos? Y cuáles han sido los resultados.

Desafortunadamente, cada vez que alguien apela a los derechos humanos es para justificar alguna barbaridad contra el individuo. Estos se han convertido en un programa más del Gobierno con el único objetivo de satisfacer las necesidades corporativas y personales del Gobierno y de sus lobbies económicos y civiles.

¿Qué sentido tiene que grupos de derechos humanos usen continuamente este mantra para sacar presos de la cárcel, dejar a criminales impunes de sus delitos o para convertir en víctimas a los criminales? Los derechos humanos no fueron una herramienta legal para liberar a los criminales de sus responsabilidades. Recientemente en un canal de la televisión catalana un ‘intelectual’ afirmaba que se ha de ser comprensivo con los rateros porque ellos también necesitan vivir. Lo «que teníamos que hacer» (no sé porque me incluye a mi también) es ayudarlos con más programas estatales. El programa gubernamental de los derechos humanos han  conseguido que un criminal tenga más derechos que la gente honrada y trabajadora. La semana pasada la Generalitat de Catalunya  afirmaba que «la piscina de la cárcel no se puede mantener». ¿Es un derecho humano que a un reo le paguemos entre todos una piscina y no a cualquier otro ciudadano? Más contundente aún: ¿no tiene nada a decir el programa gubernamental de los derechos humanos que un preso viva mejor en su lujosa cárcel que un jubilado que ha estado toda la vida trabajando honradamente para él y la sociedad y ahora tenga solo la pensión mínima?

Y es que, ¿qué sentido tienen los derechos humanos cuando hasta los animales tienen más derechos que nosotros? No permiten a empresarios hacer hoteles en la playa por la ley de costas (aunque después resulta que sí lo hacen los políticos, los juicios contra estos no llegan a nada). No podemos construir nuestra casa donde queramos porque, según el Gobierno, hay zonas protegidas donde viven plantas y animales. ¿Un pez, un ratón o una especie rara de planta tiene más derechos que nosotros? Si a alguien le preocupa una especie, que la coja y haga una granja con ella pagando de su bolsillo el mantenimiento, pero que no prohíba a la gente sus ilusiones.

¿Por qué el Gobierno nos ha de dar permiso para hacer nada que no implica crimen alguno? Porque somos sus esclavos. Todo lo que posé el Estado es fruto del robo y del crimen. Los derechos humanos han llegado a absurdidad de convertir al peor esclavista de la humanidad en nuestro protector.

Le suenan los nombre de José Guerena, Harry Davis, Charlotte Waters, David Gordon, Xavier Bennett, Jr., Kenneth Baulch, Robin Pratt… Todos ellos fueron asesinados por un errores del Gobierno. Eran personas que pese a no haber hecho nada en su vida, los SWAT entraron en sus casas y les mataron por error. La mayoría por temas de drogas. ¿Pero sabes algo? Ninguno de ellos traficaba con drogas ni tenía relación con ellas. ¿Funcionaron los derechos humanos para ellos? ¿Se castigó a los asesinos? ¡Claro que no! Porque todo lo que hicieron los SWAT, ¡era legal! ¿Qué tipo de derechos humanos permite que entre un grupo de delincuentes armados con pistolas y escopetas en tu casa por algo, como es el tema de las drogas, que ni siquiera son crímenes de sangre?

Los derechos humanos son un programa más del Estado y grupos de presión que solo se aplica a intereses partidistas. Un engaño más de la democracia y el fallido estado del bienestar para hacernos más indefensos ante los atropellos del Capitalismo de Amigotes, el corporativismo y la oligarquía del Poder.

Los derechos humanos del hombre solo constan en su derecho inviolable a la Propiedad, la Vida y la Libertad, que curiosamente, son los principales objetivos que ataca todo Estado y Gobierno. Los burócratas odian la iniciativa privada y nuestra libertad. Nunca podrán garantizarla, sino constreñirla. Solo nosotros mismos los podemos hacer valer con nuestra acción evitando las acciones gubernamentales. Un partidario de los derechos humanos —de la Propiedad, la Vida y la Libertad— solo puede que llegar a la conclusión que su logro ha de pasar aboliendo el Estado. Abolirlo para siempre.

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