¿Hay vidas en peligro debido a los recortes en sanidad?

Después del último informe del ‘British Medical Journal’, sería interesante preguntarse si la política de recortes en sanidad «mata a agente». Según El País:

«Un informe del ‘British Medical Journal’ alerta que la austeridad tendrá un coste en aumento de suicidios, sida o tuberculosis».

«Lo que se ha constatado en España concuerda con otros estudios en Europa y Estados Unidos que aseguran que los recortes están teniendo un efecto devastador en la salud, provocando suicidios, depresiones, enfermedades infecciosas y una reducción en el acceso a las medicinas y cuidados».

No está mal. En realidad da mucho miedo algo así. Lo peor de todo es que es bastante probable que tengan razón. Los recortes en sanidad suelen ir unidos a más enfermedades y muertes incluso. Los británicos que han hecho el informe no han estudiado otro país, Rusia.

Durante la caída del comunismo ocurrió algo horroroso y que podría ser el futuro de nuestro país. La sanidad rusa, que ya era muy mala, fue a peor. Tanto, que la esperanza de vida llegó a caer 5 años. Según el banco mundial, la tuberculosis (tal y como predice que pasará en España el informe), también se disparó. El Banco Mundial no tiene cifras del SIDA, pero si recurrimos a otros informes europeos, el aumento de SIDA en Rusia también subió mucho. De hecho, Rusia y Ucrania representan el 90% de los casos de SIDA en la Europa del Este.

Los recortes se hacen mal

Si el Gobierno es una nulidad poniendo señales de tráfico, haciendo aeropuertos, cobrando impuestos (donde se le escapa el 20% de la producción) y todo lo demás, ¿por qué iba a ser bueno recortando?

Los recortes, y la austeridad, significan más muertes y enfermedades solo si se hacen mal los recortes. Benito Arruñada, catedrático de la Pompeu Fabra, ha dicho algo interesante hoy:

«Para que las empresas buenas crezcan, las malas deben desaparecer. Es esencial para que funcione el sistema».

En realidad es algo que oímos de forma recurrente por los defensores del libre mercado. Pero hagamos una cosa, pongámoslo al revés, esto es:

«Para que las empresas malas desaparezcan, las buenas deben aparecer. Es esencial para que funcione el sistema».

Según el Banco Mundial, de todo el PIB sanitario que se mueve en España, el 74% es propiedad del Estado. Eso lo convierte en un monopolio dentro del sector. ¿Qué ocurre si el monopolio ofrece peor servicio? Bueno, en condiciones de libre mercado se lo iría quedando la competencia, y eso es bueno ya que mejoraría el sector en precios y calidad. ¿Pero qué es lo que ocurre cuando este monopolio es de iure y tiene herramientas legales que impiden que se expanda la competencia? Degenera el sector entero. Esto es, el sistema crea ineficiencias netas y se traducen, en lo que nos ocupa, en más enfermedades y más muertes.

¿Está la austeridad o recortes cobrándose vidas como dicen los informes (no solo el británico, sino más? Radicalmente, no. El único que está matando gente aquí es el Gobierno con su incompetencia ya que son incapaces de hacer nada bien, y la verdad, dudo que les importe demasiado. Nunca proclaman el mea culpa, no reconocen errores y buscan a cualquiera como chivo expiatorio. Tipos así, que no quieren reconocer sus errores, no harán mejorar la sanidad.

Ahora que hemos dado la vuelta a la cita del profesor Arruñada —¿qué tendría que hacer el Gobierno?—, la respuesta sería sencilla: Permitir que la competencia fluya dentro del sector sanitario. (Y tampoco estaría de más que pagara a los proveedores). Eso significa abolir cualquier ley sobre las empresas de sanidad, subvenciones, impuestos e incluso el propio ministerio de Sanidad. Gracias al libre mercado hasta el más pobre se puede permitir comer cada día. Gran logro de Burger King y la libre competencia (imagínese qué ocurriría si eliminaran las trabas al libre comercio con los alimentos, todo sería más barato y habría más opciones). En mi libro, El Gobierno Es el Problema, destino un capítulo entero a las posibilidades de la sanidad privada. Aumentarían las coberturas sanitarias, los préstamos sanitarios, la diversidad y calidad dentro del sector, se multiplicarían los centros sanitarios, aumentaría la solidaridad para rentas bajas como pasaba antes que el Gobierno tomase el sector en monopolio… Más importante aún, no estaríamos abocados a tener más enfermos y muertos. Los recortes, todos, han de ir acompañados a una desregulación y liberalización del sector, de lo contrario, se está matando a ese sector. Se le ha de dar una salida a la gente y al mercado.

Más problemas futuros aún. En mi último artículo en el diario La Gaceta, escribía:

«En una sociedad donde la gente cada vez vive más y nacen menos niños, la estructura de población se asemeja más a una peonza que no a una pirámide (poblacional). La ilusión de las pensiones se desvanece. De hecho, y según el INE, en 10 años las personas con edad superior a 100 años aumentarán en un 92%. España tendrá, en 2023, casi tres millones de personas que superarán los 80 años, un 20% más que ahora«.

¿Sabe lo que significa eso, no? Sí, la demanda sanitaria se va a disparar en los próximos años, y teniendo en cuenta que la oferta se reducirá, ¿cómo cree que pinta la situación? ¡Fatal! En un intersantísimo estudio, el Dr. Xavier Gómez-Batiste en la revista The British Medical Journal Supportive, afirmó que:

«Teniendo en cuenta que estos enfermos [paliativos] sufren dependencia, ingresan en urgencias con frecuencia y consumirán durante sus últimos seis meses de vida el 70% de los recursos sanitarios […] El tsunami que se nos avecina aumenta de manera exponencial».

Lo vamos a repetir: durante sus últimos seis meses de vida los enfermos consumen el 70% de los recursos sanitarios.

El sistema estatal sanitario está en bancarrota

Teniendo en cuenta las palabras del Dr. Gómez-Batiste, el sistema sanitario gubernamental es, de todas las maneras de ver, imposible de pagar en los próximos años. Esto es, el sistema, tal y como está planteado ahora mismo, está en quiebra. Si seguimos así, no llegamos a 2020. Por tanto, se ha de cambiar sí o sí.

Añadamos unos datos para verlo mejor. El presupuesto de sanidad consume más o menos el 20% del gasto total del Estado. No ha parado de crecer hasta 2011. Ha crecido mal y de forma caótica. El gasto siempre ha sido superior a la «población protegida». No solo porque el Gobierno sea incapaz de gastar de forma eficiente y responsable, lógico ya que no tiene responsabilidad sobre lo que gasta ni el dinero es suyo, sino por el propio sistema sanitario que favorece el Turismo Sanitario. Incluso cuando se inició la crisis en 2007, y hasta 2010, el gasto sanitario aumentó en más de un 15% (Presupuestos del Sistema Nacional de Salud).

Pero los problemas no se acaban aquí. Hay un añadido. Según varias organizaciones, el déficit oculto sanitario podría estar entre 11.000 y 15.000 millones de euros. Esto solo empeora la situación.

Volvamos a Rusia y aprendamos algo de ellos

Hemos visto que cuando cayó el comunismo en Rusia, la esperanza de vida bajó 5 años. No solo eso, desde aquel entonces, y según fuentes del Banco Mundial, el número de camas en los hospitales ha descendido un 30%. Los salarios a los profesionales también han bajado, el presupuesto de sanidad ha caído un 20% y los hospitales se caen a trozos. Sí, es nuestro futuro.

Sin embargo, en ocasiones, se han usado estos datos para justificar el sistema soviético sanitario. La verdad es que eso solo es parte de la historia. Una encuesta revelaba que los rusos ahorran por tres razones: 1) para mantener a sus hijos fuera del ejército. 2) Por si algún familiar es arrestado (cosa que da un poco de miedo), y 3) para pagar al médico en caso de caer enfermo. ¿Cómo es posible esto si casi todo el sistema sanitario ruso es estatal? Porque los rusos se han dado cuenta que ellos, los ciudadanos individuales, saben gestionar mejor su dinero sanitario que no el Estado y sus estúpidos políticos. Si hubiesen hecho como en España, crear “mareas” de protesta, aún estarían cayendo como moscas en sus ruinosos hospitales gubernamentales. En otras palabras, los rusos son los reyes del soborno sanitario mundial. Según el Banco Mundial, «los pagos en especie y gratificaciones a los profesionales médicos» representan el 35% del dinero destinado al PIB sanitario ruso.

¿Y qué ha permitido esto?

  • Para empezar que la esperanza de vida haya aumentado 5 años más desde 1994. Está en máximos históricos ahora mismo.
  • La tasa de mortalidad entre menores de 5 años ha descendido casi un 70%.
  • La tasa de mortalidad materna se ha hundido un 65%.
  • La prevención de enfermedades ha mejorado en un 10%.
  • El índice de vacunación de tosferina, difteria y tétanos, ha pasado del 70% al 97%.
  • La tasa de dependencia ha bajado del 50% al 38%, es decir, el sistema es económicamente más sano.

La razón por la cual Rusia sigue teniendo una baja tasa esperanza de vida se debe a la bebida. Representa el 40% de las muertes entre varones. De hecho, los hombres viven hasta los 63 años de media, y las mujeres, que beben menos o no beben, tienen una esperanza de vida de hasta 75 años. Rusia no tiene un problema con la sanidad realmente, tiene un problema con la bebida. Y no es un problema nuevo, lo ha tenido siempre.

Anarco Sanidad

No sería agradable tener que llegar al extremo de Rusia. A propósito, Grecia se encamina a lo mismo y parece que nuestro futuro, si no cambiamos nada, irá por la misma senda. El sistema de sobornos ruso ha permitido que la gente no muera tanto como en un sistema estatal puro, pero no es bueno.

Por otra parte, los recortes en sanidad irán en aumento. Simplemente no hay dinero y la Unión Europea, además, recomienda hacer más recortes, pero no dice nada de abrir el sector a la competencia y libre mercado. O al menos, de una forma real. Piense qué ocurriría si el Gobierno desapareciera del sistema sanitario. Contando déficit y gasto gubernamental, cada familia española se ahorraría 4.000 euros al año. No solo eso, surgiría la competencia, se crearían empleos, más empresas se dedicarían a la investigación ya que aumentarían las expectativas de beneficio y tendríamos un sistema estable de sanidad que daría para atender a todo el mundo ya que los precios posiblemente bajasen.

Hoy día, sin embargo, lo único que tenemos es una falsa «promesa» de los políticos que el «sistema sanitario funciona», pero no es así. Cada vez está peor, las colas aumentan exponencialmente y la sobredemanda inminente que nos viene dejarán la sanidad colapsada del todo.

Solo hay una esperanza real para nuestra sanidad, y no son los estúpidos recortes. Los políticos no saben hacer ni eso. La única solución es apartar al Gobierno para siempre del sector, desnacionalizar la sanidad y privatizándola totalmente. También podemos seguir soñando en mantener el sistema que es inviable e impagable. Pero atención, acabaremos como Rusia, o lo que es peor, como Grecia.

Para más información sobre la Sanidad Privada, El Gobierno Es el Problema.

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