Escrache. ¿Qué entiende el Gobierno por violencia?

Siguen la mayoría de políticos tildando los escraches de violencia, formas surrealistas de nazismo o terrorismo. Bueno, y puestos ya, ¿por qué no de golpe de Estado? Los escraches, entendidos como una forma de protesta en la via pública contra políticos concretos, no implica violencia alguna. ¿Y qué es la violencia? La violencia, desde un punto de vista libertario, es la acción, o amenaza, de utilizar la fuerza física para obligar a una persona o grupo a hacer algo contra su voluntad.

Si algún comercial de Telefónica nos llama día y noche para vendernos su producto, eso no es violencia. Si alguien nos dice que somos unos ladrones, aunque sea falso, no es violencia. Si llamamos setenta veces a un amigo para ir al cine, eso tampoco es violencia. No hay agresión física, no hay violencia. Esto se tenía muy claro antes, cuando los psicólogos no empezaron a filosofar estúpidamente sobre el concepto de violencia. Desafortunadamente hoy todo se mezcla. Llamar a un negro, «negro», se considera violencia. Decir a una mujer que está guapa, también es violencia, y decirle a un estúpido que es «estúpido», también.

La fama y rasgos físicos son un aspecto del individuo que le hacen singular. Al Dioni no le llamaban «ladrón» porque la sociedad le tuviera manía, simplemente se lo decían porque robó un furgón blindado lleno de dinero. Gritar a un político que es un ladrón o un desastre no es más que recordarle cómo es. El escrache no vulnera ninguna libertad individual básica, esto es: la libertad, propiedad ni vida. Y si no se vulneran ninguno de estos principios, no hay violencia.

Solo tengo un reparo con el escrache, y es en el momento donde los activistas entran en el bloque de edificios sin autorización o se dedican a incrustar pegatinas en las viviendas de los políticos. Esto sí que se puede considerar una violación a la propiedad privada, pero recordar a los políticos a grito pelado lo que son, no implica violencia alguna.

Como vivimos en una sociedad de apariencias, en demasiadas ocasiones se confunden las acciones con las formas. Las formas del escrache son muy visibles y aparatosas, y por esa razón se confunden con violencia. De hecho, un escarche tiene unas formas desagradables. Sin embargo, si lo analizamos bien, en el escrache no hay amenazas de uso de la fuerza, ni el propio uso de la fuerza en sí mismo. Nos puede gustar o no, pero no implican violencia alguna.

El fondo

En la línea actual del Gobierno, los políticos creen que prohibiendo los escraches, fichando o multando a los activistas, el problema desaparecerá como si nada. El escrache nace de un profundo malestar social. Cerrar los ojos, o reprimiendo el malestar, no hará que este descontento desaparezca, más bien al revés. Los escraches también nacen como fallo del sistema democrático en el que vivimos. La democracia actual está basada en la compra de votos y el fraude. Si un político promete el paraíso en la Tierra y luego hace todo lo contrario a lo dicho en campaña sin responsabilidades reales, es que el sistema está muy mal montado. Si salen, cada día, casos de corrupción y aquí no pasa nada, el sistema no funciona. El escrache es una consecuencia de un sistema que hace aguas por todas partes ya que solo parece estar montado para el disfrute de una oligarquía. Y mientras esto no cambie, el descontento irá en aumento. Si tenemos fiebre debido a una enfermedad, prohibir los termómetros no hará que sanemos; lo que hemos de hacer es sanar al enfermo y no culpar a los fabricantes de termómetros.

La única violencia se llama «Gobierno»

En el año 2006, el entonces secretario de Estado de Hacienda, Miguel Angel Fernández Ordóñez dijo:

«Queremos que se sienta el aliento de la Agencia Tributaria detrás del cogote (de los contribuyentes), pero no después de haber defraudado, sino antes».

Oiga, esto sí que es violencia, ¿y sabe por qué? Porque esto es una amenaza de la fuerza directa contra la gente. Los impuestos son un robo porque nadie los paga voluntariamente. Han de usarse elementos de coacción para ser recaudados, como son las leyes, multas, juicios y prisión. Desde hace poco, Hacienda puede entrar en locales y robar las cajas registradoras de las tiendas, discotecas, bares… que no se dejen usurpar su producción. De hecho, hace unos meses Hacienda «embargó» en plena noche 7.000 euros de la caja de una discoteca de Cádiz.

Es gracioso que María Dolores de Cospedal haya dicho hoy que el «Gobierno no va a permitir la violencia» refiriéndose a los escraches cuando el Estado es la única organización de este país que la ejerce cada día indiscriminadamente contra sus ciudadanos de la peor manera posible y con el único fin de recaudar para intereses propios. También es sarcástico que después de estas palabras, el Gobierno haya anunciado que enviará a su horda de ladrones de camisa y corbata a la Feria de Sevilla para incautar todo lo que pueda. Eso sí que es escarche y de la peor clase.

Posiblemente, la gente no identifica la violencia del Estado con tal porque sus formas son más adecuadas a nuestros tiempos. Pero no se deje llevar por las formas; implica más violencia que Hacienda le envíe una carta amenazándole de embargar sus cuentas o mandarlo a la cárcel, que unas decenas de persona en la calle, que es de todos, recordando a los políticos que no son más que una casta de inútiles, ladrones y parásitos. La única función del Gobierno es servir al Pueblo, no al revés. Si el Gobierno pretende multar o encerrar a personas porque les molestan, entonces nos daremos cuenta que estamos sumidos en una tiranía y no en una sociedad libre.

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8 comentarios para “Escrache. ¿Qué entiende el Gobierno por violencia?”

  1. Adrián López abril 15, 2013 a 17:39

    La Cospedal se llama María Dolores en realidad, dolores los que nos produce su existencia! Pero en fin! gran post como de costumbre Jorge!

  2. Alberto Pla. abril 15, 2013 a 19:04

    Estoy casi de acuerdo contigo, pero un detalle: ¿tú saldrías con tu hijo o solo (da igual) de tu casa con 50 tios bramando contra tí en la puerta? Yo no, eso iría en contra de mi libertad de salir de mi casa cuando me diera la gana, tendría miedo por mi seguridad, no esperaría a que me agredieran para poder denunciar la violencia.

    La violencia del estado sí que la identifico, por desgracia, cada segundo de mi vida.

    Saludos, Alberto Pla.

    • Así como un periodista de fuerra se arriega a que le peguen un tiro, un político ha de saber que su mala gestión irresponsable te traerá feas consecuencias. Lo dicen como si los escraches fuesen fenómenos aleatorios y pudieran ocurrir a cualquiera. No es así. Menos aún con la tensión social que nos ha tocado vivir con esta crisis brutal

  3. juan antonio abril 16, 2013 a 10:10

    De todas formas, esa forma de intimidación me recuerda un poco a los famosos actos de repudio, propios de la Cuba castrista, cuando se insultaba y agredía a disidentes, que querían largarse simplemente de ese paraiso del proletariado. Tal vez exagero algo, pero si no es violencia, por lo menos es una acción de amedrentamiento muy poco democrático. Es mejor no votarles en las siguientes elecciones y pasar de ellos todos los días de nuestra vida.

    • Creo que tienes razón, no es algo muy bonito, no

    • Y hay una razón por la que nos recuedan los actos de repudio castristas, es que estan organizados de la misma manera por el mismo tipo de gente siguiendo la misma lógica.

      Personalmente no he presenciado ningún escrache, pero oigo hablar de insultos, amenazas, aporreamiento de la puerta en domicilios particulares aterrorizando a los niños… Algo alejado de una manifestación pacífica en la que se exhiben pancartas y se corea alguna consigna, que, coincido con Valín, sería algo totalmente lícito, aunque el domicilio particular del político me parece una mala elección.

  4. En mi opinión, el escrache sí conlleva amezana de violencia (o violencia, a veces). Esa es su razón de ser: violentar. Cualquier día lo empezarán a llamar «escrache informativo», como los piquetes, para disimular; pero tienen de «informativo» lo mismo que éstos.
    La única violencia (o amenaza) justificable es la que se realiza como respuesta a una agresión previa. Podría justificarse el escrache, y más, para exigir al gobierno bajar impuestos o liberalizar la economía; pero nunca para conseguir del gobierno un trato de favor a costa de otros; que es lo que considero que está sucediendo aquí.